Con la llegada del buen tiempo, no solo cambiamos de ropa o de rutinas: nuestro dormitorio también merece una pequeña transformación. Y en especial, nuestra cama, ese lugar sagrado donde recargamos energía cada noche.
El paso de la primavera al verano trae consigo temperaturas más altas, noches más cortas y una sensación general de ligereza que también debería reflejarse en el espacio donde dormimos. Así que, si aún no has hecho el cambio de temporada… ¡este es el momento!
¿Por qué cambiar la cama en verano?
- El descanso necesita adaptarse al clima
Dormir bien en verano puede ser un reto si no hacemos algunos ajustes. Las altas temperaturas pueden interferir con la calidad del sueño, haciendo que nos despertemos más veces o que nos cueste conciliar el sueño. Adaptar la cama con tejidos frescos, menos peso y colores suaves ayuda a mantener una temperatura corporal más estable durante la noche.
- Higiene y confort ante el calor
El sudor, la humedad y los alérgenos propios del verano (como el polen o los ácaros) hacen que la higiene del dormitorio cobre más importancia que nunca. Cambiar sábanas y fundas por otras más transpirables, y proteger el colchón y la almohada, contribuye a un descanso más limpio y saludable.
- Bienestar sensorial
Los pequeños detalles hacen una gran diferencia: una cama más ligera, colores más luminosos, aromas frescos… Todo influye en nuestro bienestar emocional. El dormitorio debe sentirse como un refugio del calor exterior, y todo empieza por una cama bien vestida para la estación.
5 claves para preparar tu cama para el verano
¿No sabes por dónde empezar?
Te damos algunas ideas fáciles para que tu cama se sienta tan fresca como un atardecer en la playa:
- Cambia el edredón por ropa de cama más ligera
Es hora de guardar el nórdico hasta el próximo otoño. Sustitúyelo por una colcha de entretiempo o una sábana de algodón más gruesa, ideal para esas noches en las que refresca un poco. Si eres friolero/a, puedes tener a mano una manta liviana que puedas sumar o quitar según lo necesites.
- Apuesta por tejidos frescos y naturales
El algodón 100%, el percal y el lino son tus grandes aliados. Estos materiales permiten una mejor transpiración, absorben la humedad y regulan la temperatura corporal. Además, el lino en particular tiene un efecto ligeramente refrescante que se agradece en noches calurosas.
- Elige colores suaves y veraniegos
El blanco nunca falla, pero también puedes jugar con tonos pastel, verdes oliva, celestes o beiges. Estos colores aportan sensación de frescura, armonía y limpieza. Si quieres darle un toque extra, combina cojines o mantitas decorativas en contraste suave para un efecto «revista de decoración».
- Protege tu colchón y almohadas
Durante el verano sudamos más, y eso puede afectar directamente a la higiene de nuestra cama. Usa fundas protectoras transpirables y lavables tanto para el colchón como para las almohadas. Así evitas manchas, acumulación de bacterias o ácaros, y alargas la vida útil de tus productos de descanso.
- Aromatiza y crea un ambiente relajante
El olfato también influye en la calidad del descanso. Prueba con un spray textil de lavanda, eucalipto o limón para perfumar ligeramente las sábanas antes de dormir. También puedes colocar bolsitas aromáticas naturales en los cajones de la mesita de noche o en el armario de la ropa de cama.
El cambio de temporada, una oportunidad para renovar
Preparar tu cama para el verano no solo es un gesto práctico, sino también emocional.
Cambiar la ropa de cama puede ser el primer paso para renovar tu energía, tu rutina nocturna y tu bienestar general. Una cama bien adaptada no solo se ve mejor, se siente mejor.
En Dormitienda, te ayudamos a que ese cambio sea fácil, bonito y cómodo. Descubre nuestra selección de colchones, almohadas, sábanas y protectores diseñados para cada estación del año.
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