¿Cómo hacer más llevadera la vuelta a la rutina?

Publicado por Dormitienda
4 de septiembre de 2017

 

Arranca septiembre y se hace inevitable tener en la cabeza que el verano ha terminado y toca volver a la rutina, una transición que puede atragantársele a más de uno.

Según los expertos, el periodo de adaptación al trabajo después de la vuelta de vacaciones es de entre una y dos semanas. Hay que saber que una vuelta brusca a la rutina después del verano puede hacer posible sufrir el llamado «síndrome postvacacional».

Hay que tener en cuenta que no todo el mundo puede disfrutar de un tiempo de vacaciones. Todo aquel que ha tenido ese «lujo» este verano debe tenerlo en mente a la hora de volver al trabajo con actitud positiva

La conocida como depresión post vacacional -un indigesto cóctel de ansiedad, cansancio y tristeza- afecta a en torno a un 30% de las personas. Hay que centrarse en la realidad. Es muy difícil volver a la rutina pensado lo mucho que se ha disfrutado durante las vacaciones. Hay que enfrentarse al día a día con los aspectos más agradables de la rutina y olvidar aquellos pensamientos que nos trasladen de nuevo al pasado y a opciones que ya no son factibles. Pedro Palao Pons, coach personal, asegura que «tendemos a idealizar las vacaciones y a pensar en el resto de año como una serie de calamidades. Pero la realidad es que ni las vacaciones son tan perfectas ni las semanas que restan tan horribles».

Sin embargo, la reincorporación al trabajo y a la rutina puede ser menos tediosa si se siguen algunos sencillos consejos:

  • Puesta a punto.

Las vacaciones suelen ser sinónimo de excesos. Hay que aprovechar la vuelta a la rutina para volver a cuidarse y para hacer cosas que nos hagan sentir bien con nosotros mismos. Además de para liberar tensiones, hacer deporte acarrea la liberación de endorfinas y otras hormonas que provocan placer y felicidad, algo de lo que necesitaremos un chute extra. Lo que comemos también tiene efecto en nuestro ánimo. Las vitaminas que aportan alimentos como las fruta, los vegetales y las legumbres nos harán sentirnos más fuertes.

  • A por todas.

Los días de descanso deben servir para coger el impulso necesario para volver al trabajo con ganas, para fijarse nuevas metas y retos. Una parte de nosotros estará impaciente por ponerse manos a la obra, por aprender, por superarse y por progresar. Las metas han de ser muy concretas, medibles y realistas, de otro modo solo valdrá para caer en la frustración.

  • Planes a corto plazo.

Es normal que cuando uno vuelve a encender el ordenador tras varias semanas de parón tenga la tentación de ponerse a buscar paquetes vacacionales para el verano que viene. Mejor que eso es pensar en el próximo fin de semana, generarnos expectativas que podamos satisfacer a corto plazo y que nos generen bienestar: una escapada, una ruta de tapas, una comilona en casa entre amigos… Es bienvenido cualquier plan que te permita desconectar y sacar partido a tu tiempo libre. Pensar a largo plazo y en las vacaciones del próximo año no ayuda a «aterrizar» en la rutina laboral de forma eficaz

  • Ir aclimatándose.

Pasar de levantarse cuando el cuerpo lo pide a guiarse por el sonido de la alarma es quizás uno de los cambios más doloroso que experimentamos en septiembre. Por eso es preferible comenzar a tirar de despertador unos días antes de reincorporarse al trabajo para ir adaptándose a los horarios. Y, una vez que ya se esté trabajando, conviene poner el despertador unos 10 minutos antes de la hora a la que nos despertamos habitualmente para tener un pequeño margen para hacer las cosas con calma.

Es muy útil incorporar hábitos de las vacaciones a la rutina del trabajo. Por ejemplo el hecho de desayunar con tiempo leyendo el periódico es algo asociado al tiempo libre, pero es posible hacerlo sin mayor esfuerzo cada día antes de ir a trabajar.

  • Sé positivo.

Utiliza el recuerdo de tus vacaciones como un refuerzo positivo, algo que pudiste permitirte gracias a tu trabajo y a tu esfuerzo. No dejes que se convierta en un lastre, en un recuerdo nostálgico que te impida disfrutar de las pequeñas cosas de tu día a día e intenta no quejarte de manera frecuente o, de lo contrario, entrarás en una espiral de negatividad que no te servirá para nada.

Y sobre todo y muy importante, come equilibrado y duerme bien. Llevar una vida sana, no hacen falta dietas, basta con tener una alimentación equilibrada, practicar algo de deporte y respetar los horarios del sueño y la rutina del descanso.

La información proporcionada ha sido planteada para apoyar, no reemplazar, la relación directa que existe los pacientes/visitantes de este sitio web y su médico. Si tiene problemas de salud, consulte a su médico.

Fuente:               Abc – Familia – Vida Sana

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