Desde siempre el sueño y la forma en cómo duermen las personas ha sido tema de debate e interés general. Para algunos resulta beneficioso dormir acompañado, mientras que otros prefieren hacerlo solos por temas de comodidad. Saber cuál es la más conveniente resulta un poco complicado, por lo que en primer lugar es necesario conocer sobre las costumbres que se tenían en el pasado.
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La forma de dormir en la antigüedad
Independientemente de las preferencias personales, algo que sí está claro es que no siempre las personas han dormido de la misma forma. De acuerdo con diferentes historiadores y autores, la costumbre en la antigüedad era que las familias durmieran en la misma habitación. No fue sino hasta la revolución industrial que las cosas empezaron a cambiar.
Para esa época, las familias eran más numerosas y los espacios reducidos, por lo que era común que los hijos estuviesen todos en un mismo dormitorio con una sola cama y los padres en otro. Aunque en los casos de pobreza, todos dormían juntos.
Las cosas cambiaron hacia el siglo XIX cuando los médicos empezaron a recomendar por motivos de salubridad que las personas tuviesen camas individuales y así evitar contagios de enfermedades y epidemias, aparte que el tener mayor espacio les permitiría una mejor calidad del sueño.
Las costumbres personales
Si bien cada persona tiene diferentes manías y costumbres al momento de dormir, la pregunta de si es mejor solo o acompañado siempre se ha mantenido presente, aún y con el paso de los años.
Ahora, la respuesta dependerá básicamente de las preferencias de cada quien. Todo dependerá de que tan a gusto se sienta cada uno, lo importante es que pueda alcanzar un sueño reparador y que le permita reponer la energía que requiere para desarrollar sus actividades diarias.
Pese a esto, es importante que cada quien conozca las ventajas y desventajas que llega a tener hacerlo solo o acompañado, como por ejemplo:
Dormir solo
Aparte de la falta de espacio que supone compartir la cama con otra persona hay detalles que merece la pena destacar. En primer lugar están las preferencias puntuales sobre el colchón. Pese a lo que cualquiera podría llegar a pensar este es un tema que ha ocasionado discusiones entre las parejas, algunos lo prefieren más duro o de materiales específicos, por lo que escoger el que resulte indicado para ambos puede ser un poco complicado.
Por otro lado están los gustos sobre la climatización del dormitorio, son muchos los fanáticos del aire acondicionado bastante bajo durante las épocas de calor y así hacer uso del edredón o su colcha favorita sin importar el clima exterior. Mientras que en el invierno tienden a abusar de la calefacción.
Otros detalles serían meras costumbres para conciliar el sueño, desde la televisión encendida durante toda la noche o una luz que de algún reflejo hacia el dormitorio pueden afectar la calidad del sueño de la otra persona que no comparte estos gustos.
Entonces se podría decir que entre las principales ventajas o beneficios de dormir solo destaca el contar con mayor espacio que aparte de garantizar comodidad, también evita ser perturbados con movimientos repentinos de la otra persona o ruidos molestos como los ronquidos, por ejemplo.
Cuando se duerme solo no existen discusiones en torno a quien tiene mayor cantidad de cobertor o sábana ni menos las manías propias de cada uno al momento de alcanzar el sueño.
Acompañado o en pareja
Podría decirse que dormir acompañado más que una costumbre social que se ha seguido durante años, es una decisión personal respecto a la forma en cómo se siente cada una de las partes compartiendo la cama con alguien.
Muchos pueden pensar que existen varios inconvenientes al compartir la cama como dolores musculares por malas posturas derivadas del poco espacio disponible, ruidos y hasta patadas por movimientos al voltearse.
Sin embargo, es importante destacar que de acuerdo con diferentes estudios médicos el dormir acompañado puede traer algunos beneficios a la salud, desmintiendo las teorías que argumentaban lo dañino de esta práctica. Una importante investigación realizada a mujeres encontró que aquellas que dormían en pareja lograban conciliar el sueño de forma más rápida, al tiempo que despertaban menos durante la noche.
Este resultado indica que la práctica tiene beneficios a nivel psicológico, que entre otras cosas disminuye los niveles de cortisol en el cerebro, también conocida como la hormona del estrés, al tiempo que estimula la secreción de oxitocina.
Aparte de las pruebas científicas, merece la pena destacar que estar acompañados permite a las personas sentirse más seguras durante la noche. No solo se trata de una seguridad desde el punto de vista emocional, de hecho también es física y tiene mayor relevancia en los ancianos. Son bastantes los casos de parejas que han sufrido distintos ataques mientras dormían y la rápida actuación de la otra persona les permitió obtener atención médica oportuna.
Por otra parte, está el hecho de que las parejas tienen tiempo de compartir a solas después de un largo día de trabajo, los niños y las diferentes responsabilidades, convirtiendo este episodio en un momento íntimo que a la larga permitirá mejorar la comunicación y la relación en general.
El secreto de un buen colchón
Sin importar que se haga solo o acompañado, dormir bien tiene una gran importancia en el desarrollo de las actividades diarias. Cuando no se duerme de forma placentera o se alcuza un sueño de calidad, no se podrá obtener la energía suficiente para estar activo al día siguiente.
Por ello, lo recomendable siempre será apostar por un colchón de calidad, da igual si se comparte o no la cama, lo importante es hacerlo bien y lograr descansar.
El colchón debe adaptarse a las necesidades propias de cada uno, para ello es necesario que esté realizado con materiales de alta calidad y que se desarrolle bajo los más novedosos procesos tecnológicos, de modo que pueda asegurar una perfecta adaptación a las diferentes posturas y distintos movimientos a lo largo de la noche.
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