La profesionalización de la gestión y la digitalización, los retos pendientes
La irrupción del Covid ha obligado a las compañías a adoptar decisiones ágiles para garantizar la supervivencia del negocio e impulsar la recuperación económica a largo plazo en una crisis que provocó un desplome histórico de la economía española, un 10,8% en 2020. Aunque la pandemia ha afectado de forma desigual a empresas y sectores (con turismo y hostelería como los más castigados), los expertos consideran que la empresa familiar es un pilar fundamental para salir de la crisis.
¿Los motivos? El compromiso a largo plazo con el territorio y la sociedad de su entorno, la capacidad de adaptación y la tendencia a la inversión con impacto social, según desgrana Alejandro Escribá, catedrático de Organización de Empresas y director de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universitat de València, promovida, entre otros, por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE).
Según datos del Instituto de la Empresa Familiar, nueve de cada diez negocios en España están en manos de una familia, que tiene la intención de que la empresa perdure en el tiempo pasando el negocio de generación en generación. «Ya sean pequeñas, medianas empresas o grandes, todas comparten una serie de principios que van a ser el motor de la recuperación tras la pandemia», explica. « Tienden a preservar el empleo y a evitar situaciones de ERTE o ERE y ayudan a su entorno más próximo, pues tienen niveles muy altos de RSC (Responsabilidad Social Corporativa)«, añade el también investigador del Instituto Valenciano de Estudios Económicos (Ivie).
«La empresa familiar es, en España, la columna vertebral del entramado económico y empresarial. Se asocia a empresa pequeña y no profesional pero no es así», apunta. En el caso de la Comunitat Valenciana, por ejemplo, representan el 91,1% de las empresas y sociedades existentes y están presentes en casi todos los sectores, con menor presencia en los regulados (financiero o energía, por ejemplo).
Generan, además, el 84% del empleo en la Comunitat, frente al 66% en el caso de España, y tienen un tamaño medio de 40 personas en plantilla (excluyendo a las microempresas), según un estudio del Ivie en colaboración con la Cátedra de Empresa Familiar. Dentro de ellas, el 18,5% se catalogan como medianas o grandes, con más de 50 trabajadores, y suponen el 62% del valor añadido de la riqueza generada y el 65% del empleo.
Sin embargo, tienen un menor nivel de competitividad. «Tienen un tamaño más reducido si lo comparamos con regiones más competitivas y hay un escaso peso de los sectores de alta intensidad tecnológica», explica Escribá. A ello se suma que «no se ha evolucionado en la profesionalización de su gobernanza». Por ejemplo, el 79,3% cuentan con un administrador único.
Esta es, según el director de la Cátedra de Empresa Familiar, «una asignatura pendiente» tanto en la Comunitat como en España. «El gobierno corporativo es clave en la toma de decisiones estratégicas», añade. Junto a ese reto de «profesionalización de sus sistemas de gobierno» figura también el de la digitalización y una transformación sostenible en línea con las pautas europeas.
Así lo ejemplifica la CEO de Dormitienda, Mónica Duart, quien reconoce que la pandemia de Covid «ha acelerado nuestra estrategia en el entorno ‘online’, que antes de la crisis tenía una senda de inversión mucho más pausada». Además, marca como retos para este 2021 «la adaptación a los cambios en el modelo de consumo» y la construcción de «un modelo de gestión más flexible», además de «una estrategia de RSC cada vez más fuerte»..
Y remarca los valores que distinguen el ADN de la empresa familiar: «cultura del esfuerzo, compromiso arraigado con nuestro entorno y vocación de permanecer, generación tras generación, y eso genera proyectos sólidos, estables, con solvencia».
Mónica Duart: «No hemos recortado empleo sino que hemos crecido»
La responsable de Dormitienda asegura que el principal impacto de la pandemia «ha sido la incertidumbre económica, que para cualquier empresario es uno de sus principales enemigos». En su caso, la crisis sanitaria y su evolución les ha hecho «trabajar con un patrón más flexible con nuestros empleados: jornadas adaptadas a las restricciones, teletrabajo o medidas para reducir el riesgo en nuestras instalaciones». «No hemos tenido que recortar el empleo, sino que hemos seguido creciendo y aumentando nuestro equipo», asegura.
Fuente: https://www.lasprovincias.es/economia/empresa-familiar-planta-20210328170827-nt.html
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