Dormir es una necesidad tan imprescindible como alimentarte, hidratarte y demás actividades fisiológicas del organismo para poder vivir. En la cultural popular, se han creado distintos mitos muy comunes pero nocivos que desestabilizan tu salud y bienestar.
Gracias a diversos estudios médicos se ha determinado que las siguientes prácticas no son efectivas para dormir, empeoran a largo plazo el insomnio y atentan contra tu equilibrio físico y mental.
Mito: El alcohol mejora el sueño
Realidad: Según Christian Nicholas, científico de la Universidad de Melbourne, si ingieres alcohol sentirás somnolencia, pero al dormir tus neuronas no serán capaces de entrar en la fase REM (Movimiento Oculares Rápidos), de total relajación, porque están afectadas por la bebida etílica.
Aparte de la resaca del día siguiente, te sentirás agotado porque tu cerebro no cumplió con el ciclo de sueño completo. Si esta noche deseas beber un par de copas, consume la última, 2 horas antes de acostarte, para que el nivel de alcohol en la sangre sea escasa y no sea vea perjudicado tus horas ni tu calidad de sueño.
Mito: Se pueden recuperar horas de sueño atrasadas
Realidad: Las horas acumuladas que dejas de dormir no puedes recuperarlas debido al desgaste de las neuronas producido por los trasnochos repetitivos. Actualmente, hay personas que duermen poco los días de semana por sus exigentes agendas de trabajo y duermen largas jornadas los sábados y domingos.
A pesar de que sienten que han descansado, este hábito a largo plazo puede provocar enfermedades, fatiga, cansancio, así como signos prematuros de la vejez. Josna Adusumilli de la Universidad de Harvard, explica que dormir 6 horas diarias por 12 días continuos disminuye en un 10% la capacidad de respuesta motora, la misma que puedes padecer cuando pasas una noche entera sin dormir.
Para evitar todo este tipo de dolencias, debes dormir entre 7 y 8 horas diarias. En caso de no poder conciliar el sueño o no poder cumplir con este promedio, es recomendable que visites al médico porque puede ser que una dolencia física o psicológica, interrumpa tu actividad cerebral nocturna.
Mito: No importa que ronques
Realidad: Más allá de lo desagradable que resulta este sonido, el ronquido es un síntoma de apnea del sueño, que debe ser tratada a tiempo. A mediano y largo plazo puede causar otras complicaciones en tu salud como hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares. La apnea produce interrupciones en tu respiración y el oxígeno no llega de forma correcta a las células. Por lo que tus ciclos de sueño se ven interrumpidos y despertarás cansado.
Otro factor que incide en la aparición de ronquidos es la obesidad ya que la acumulación de grasa en el cuello y en el abdomen hacen que la respiración sea más dificultosa. Aparte de la apnea, hay otros tipos de problemas de salud que pueden provocar el aumento de tus ronquidos en frecuencia y en intensidad de volumen. Consulta con tu médico a tiempo.
Mito: Puedes sacrificar horas de sueño si es para hacer deporte
Realidad: Actualmente, hay una práctica usual de madrugar para hacer ejercicios ya que durante la jornada laboral no tienes el tiempo para hacerlo. No obstante, reducir las horas de sueño no es saludable. Charles Czeisler, un experto de la Escuela de Medicina de Harvard, explica que las células de los músculos rinden mejor durante el reloj biológico diurno que el nocturno. Por lo que ejercitarse de noche o en la madrugada, no es recomendable para tu salud.
Al dormir, aparte de las neuronas, tus músculos descansan y se regeneran. Por esta razón, si no duermes el tiempo suficiente para esa recuperación, tu cuerpo no estará lo suficientemente acondicionado para ejercitarte y habrá un mayor riesgo de lesiones. Lo mismo ocurre con tu sistema inmunológico. Al no descansar, las enfermedades aparecerán y tendrás que pasar más tiempo en la cama.
Mito: Intentar dormir aunque no puedas cuando te despiertes por la noche
Realidad: En caso de que te despiertas con frecuencia mientras duermes y pasan más de 15 minutos y no puedes conciliar nuevamente el sueño, es más recomendable y efectivo que te levantes y realices otra actividad como lavar la vajilla, regar una planta o preparar y beber un vaso de leche caliente.
En contra del adagio popular de contar ovejitas, esta práctica no es efectiva porque activa el sistema cognitivo del cerebro, lo que produce un efecto contrario de lo que deseas, es decir, quedarte dormido.
Mito: Dormir con la televisión encendida es bueno
Realidad: Esta práctica también muy común, no es saludable porque a pesar de que te quedas dormido, tu ciclo de sueño se ve afectado por la luz artificial de la pantalla de la televisión, así como también de otros dispositivos electrónicos que usas en tu cama como tablet o el móvil. Al dormir, necesitas respetar tu reloj nocturno biológico, esto significa estar a oscuras y en silencio.
En un estudio de la Universidad de Aberdeen del Reino Unido, se comprobó que el uso de luces artificiales dentro del dormitorio durante el sueño, hace que las personas no cumplan con todo el ciclo reparador cerebral, lo que aumenta las probabilidades de sufrir de obesidad y de depresión.
Mito: La siesta es una práctica de vagos
Realidad: Esto está muy alejado de la realidad. En busca de una mayor salud y sensación de bienestar, es aconsejable que te detengas un momento al día para dormir hasta 20 minutos. Esto lo agradecerá tu cuerpo porque mejorarás tu presión sanguínea y tus niveles de concentración en el trabajo.
Los expertos sugieren que la mejor hora del día para tomar la siesta se encuentra entre 2 y 3 de la tarde porque en ese momento hay un bajón natural y una somnolencia en el cuerpo. Como lo has observado, nuestros familiares y amigos nos han transmitido sus creencias y hábitos alimentados por la tradición y la costumbre. No obstante, la ciencia ha determinado que estas prácticas son contraproducentes para tu salud y la de tu familia.
El sueño es una necesidad fisiológica, que debes respetar y considerar, se trata de tu cuerpo, tu salud y tu sensación de plenitud y bienestar.
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