El diseño de tu cuerpo es perfecto. De hecho, estás dotado de un impresionante mecanismo de auto reparación que te protege. Uno de ellos, aunque parezca intrascendente, es el sueño. Durante ese periodo de descanso, tu organismo lleva a cabo una serie de reparaciones, por llamarlo de una manera, que son esenciales para que te sientas bien.
No darle al cuerpo el descanso apropiado, puede desencadenar factores de riesgos que, aunque no veas en el momento, a largo plazo afectan hormonas, metabolismo, procesos digestivos, memoria, almacenamiento de energía, estado anímico, productividad, entre otros. Y no solo eso. Afectan también tu saciedad y apetito.
¿Por qué debes cuidar la alimentación previa al descanso?
No es secreto que, si duermes y descansas apropiadamente, tendrás muchos beneficios. Pero si no duermes lo suficiente o lo haces en exceso, te perjudicas. Cuando alguien no descansa bien o no duerme las horas recomendadas, suele estar al día siguiente cansado, malhumorado, irritado o distraído, sin mencionar el efecto negativo que tiene esto para su sistema inmune y nervioso. ¿Te has sentido alguna vez así?
Que descanses correctamente es necesario, pero más importante es que cuides la alimentación previa al descanso. Está comprobado científicamente que, si comes antes de dormir, esto afecta la calidad del sueño, así como tu estado saludable. En la actualidad, hay malos hábitos que condicionan el descanso e inciden directa o indirectamente en el reposo. Por tanto, debes evitarlos antes de acostarte.
Cuando tu cuerpo no descansa el tiempo que necesita o descansa mal, hay un desequilibrio hormonal que afecta no sólo el apetito, sino también la saciedad. La afectación de este proceso natural aumenta la posibilidad que sufras sobrepeso y obesidad. Y si hay alguien que duerme mal, esa es la persona obesa. Pero eso no tiene por qué pasarte a ti.
Si adquieres disciplina, evitas consumir alimentos no recomendados y consumes aquellos que te ayuden a conciliar el sueño, dormirás como un bebé. En este sentido, recuerda que es indispensable que en el desayuno comas muy bien, que durante el almuerzo no te prives de nada, pero al cenar disminuyas la cantidad de alimentos. Este equilibrio en las comidas, destaca la relación que existe entre dieta y descanso nocturno.
¿Qué alimentos debes consumir y cuales evitar si quieres dormir plácidamente? En primer lugar, debes ingerir solo aquellos alimentos que contribuyen a sintetizar correctamente los distintos neurotransmisores que actúan directamente en el sueño y la vigilia. Y por supuesto, evitar aquellos que te van a dificultar el descanso que necesitas. Pero no solo eso. También debes vigilar a qué hora del día los consumes.
Lo ideal es que durante el desayuno ingieras alimentos calóricos y estimulantes que te aporten la energía que requieres. Sin embargo, al atardecer o anochecer, debes evitarlos. Más bien, debes consumir solo los que actúen sobre las hormonas encargadas del sueño reparador. Teniendo en cuenta la importancia de este tema, conviene que conozcas qué alimentos actúan como aliado del descanso. Aquí algunos de ellos:
- El triptófano activa las hormonas esenciales. Gracias a su acción sobre la serotonina y la melatonina, responsables del sueño, no te lo pienses a la hora de consumir carne, pescado, leche, huevos, piña, aguacate o frutos secos.
- Carbohidratos. Aunque muchos piensen que los hidratos de carbono dificultan el sueño, lo cierto es que favorecen el descanso. Recuerda que, si comes con moderación pan integral, pasta, cereales, vegetales, patata o hasta miel antes de acostarte, te rendirás a los brazos de Morfeo.
- Tés. Nada mejor para rendirse de sueño que las infusiones. Ten en cuenta que muchas te favorecen, pero otras tienen un efecto excitante. Si quieres dormir toda la noche ingiere valeriana, tila, flor de azahar, melisa o pasiflora.
Estos son tan solo algunos de los alimentos y bebidas que te podrán a descansar sin causarte insomnio. No obstante, es necesario que conozcas cuáles evitar si no quieres terminar con unas largas ojeras y molestias al día siguiente.
Qué no debes tomar antes de irte a dormir
Como ya se ha mencionado, hay algunos alimentos y bebidas que te van a causar malestar a la hora de ir a la cama. Así que, no sólo debes evitarlos, sino también vigilar muy bien la cantidad que consumes durante el día, en especial por la tarde y noche. Considera que cada persona reacciona diferente a las cosas, lo que a una le afecta a otra no. Por eso, siempre lo mejor es la moderación.
Si no deseas amanecer agotado, frustrado y con estrés, tienes que evitar a toda a costa estas bebidas y alimentos:
- No tomes bebidas estimulantes. Está demostrado que no solo alteran la actividad cerebral, sino también causan otros malestares digestivos. Ni se te ocurra beber Coca-Cola, café, chocolate o té que contengan cafeína antes de ir a la cama. Deja esas bebidas para otras horas del día donde necesites mantenerte alerta.
- No ingieras bebidas alcohólicas. No te apresures a pensar que no puedes tomar un par de copas quizás. Es cierto que inducen efectivamente el sueño, pero también lo altera, causando insomnio, apnea e intranquilidad al dormir. Peor si se mezclan con cafeína, pensando que así se evita el efecto del alcohol.
- Rechaza las bebidas energizantes. Este tipo de bebidas contienen mucho azúcar y cafeína, enemigos declarados del descanso reparador, ya que activan el cerebro manteniéndolo alerta durante toda la noche. Por eso nada de energizantes antes de acostarte.
- Alimentos muy picantes o precocinados. Cenar platos picantes o especiados inciden directamente en la temperatura corporal y aumentan la actividad gástrica, algo que va a afectar que descanses apropiadamente. Sin mencionar que dificultan la digestión, causan reflujo, flatulencias y excesivas ganas de orinar. No se te ocurra comer legumbres, grasas, menta, cebolla, embutidos, naranja, entre otros.
En definitiva, dormir bien y descansar durante toda la noche depende de ti. Si sigues estas recomendaciones verás que los malos hábitos adquiridos con el tiempo irán disminuyendo, lo que mejorará tu calidad de vida y salud. Claro, adaptarse a nuevos cambios no es nada fácil, pero cualquier sacrificio que hagas, bien valdrá la pena. La clave está en dar el primer paso hacia el bienestar que te mereces.
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