… Dormir, descansar y mantener nuestra intimidad. Ese es nuestro dormitorio, la habitación de nuestro hogar que ocupamos más horas al día y en el que trascurren nuestros momentos más privados. Se podría decir que es nuestro templo y, como tal, debemos mantenerlo: limpio, fresco y tranquilo.
De hecho, una reciente encuesta americana revela que la mayoría de los encuestados se sienten mejor en su dormitorio que en el de un hotel con encanto, que duermen mejor cuando se acuestan en una cama hecha y cuando las sábanas están recién cambiadas y, lo más destacable, que se acuestan más temprano cuando saben que las sábanas acaban de ser mudadas.
Un ambiente limpio es clave y, para conseguirlo, el orden ya sea en la disposición del mobiliario como en nuestras rutinas diarias es fundamental.
La decoración también ayuda a crear ese escenario tranquilo que fomenta tanto el descanso como la intimidad: colores suaves en las paredes, materiales naturales tanto en la ropa de cama como en los equipos de descanso, iluminación tenue y, a ser posible, regulable…
La comodidad es el resultado de los gestos que realizamos con nuestros equipos de descanso: invertir en ellos es hacerlo en nuestro descanso y salud, así que mantengámoslos adecuadamente y reemplacémoslos a tiempo.
Pero lo que nunca debemos pasar por alto es que el dormitorio es, básicamente, para descansar. Desterremos todo aparato electrónico que nos distraiga del cometido principal. Esto incluye, a ser posible, el despertador, pues debería ser la luz natural la que debería ponernos en modo “on” cada mañana.
Todo cuenta para facilitar nuestros momentos más sagrados. Cuanto más hagamos, mayor será la calidad de nuestro descanso y… ¡De nuestra vida!
0 comentarios